22 noviembre 2011

La germanía ingresa en la literatura.

Rodrigo de Reinosa.

Sevilla, hacia 1500, era un hervidero de gentes de toda procedencia y condición. La ciudad era en esos momentos el centro político y mercantil del orbe, y allí se daban cita la realeza y su corte, los burgueses acomodados y también los buscavidas. Un caldo de cultivo excelente para la proliferación de grupos marginales (matones, prostitutas, esclavos negros procedentes de África) que pudieran aprovechar ambiente tan variopinto. En esa sociedad se mueve y escribe Rodrigo de Reinosa, del que nada sabemos a ciencia cierta, salvo que viajó mucho y estuvo 'donde había que estar'. Y esto poco lo sabemos, más bien lo deducimos, gracias a su producción poética, no muy abundante, pero realmente esclarecedora.
Parece seguro que Rodrigo era de origen montañés, campurriano a juzgar por el topónimo que adopta; era corriente entre los poetas de finales del s. XV y principios del s. XVI tomar el nombre del pueblo natal como apellido. A través de los datos que ofrecen sus diferentes composiciones podemos fechar su actividad literaria entre 1475 y 1515, en números redondos. En las Coplas de un ventero y un escudero se alude, como suceso reciente, a la muerte de Enrique IV (1474) y a la existencia de la Santa Hermandad, reorganizada en 1476, lo que prueba de Rodrigo de Reinosa ya escribía entonces. Y, por el otro extremo, se cree que escribiría aún alrededor de 1516, fecha en que apareció el Cancioneiro Geral de García de Resende, ya que los poemas de negros de Rodrigo registran influencias de las poesías más antiguas de dicho Cancioneiro.
 
Hacia 1497 estaría en Italia. El Romance del Duque de Gandía narra la noticia del asesinato del hijo del Papa Alejandro. Esto situaría a nuestro autor en Roma tres años antes de la llegada de Juan del Encina. Allí conocería los bajos mundos que después le serían familiares en Sevilla, y se vería influido por las formas renacentistas menos decentes, reflejadas en sus más famosas obras: Coplas de las comadres o Coplas de unas comadres muy amigas del vino.
 
Este poeta, a caballo entre el Medievo y el Renacimiento, no publicó un solo volumen con sus escritos, solamente poemas sueltos editados en pliegos distribuidos por buhoneros, ciegos, juglares, etc., lo que se conoce como literatura de cordel. Digno hijo de su época, reflejó como nadie aquella sociedad cambiante con gran viveza, la misma que le llevó a viajar por todas partes observando, recogiendo y plasmando. Como dice José María de Cossío: 'Se trataba de un juglar trotamundos o vieja-hablante, cuyo campo de actividad serían todos los pueblos de la península'.

Su producción no es espectacular ni en la extensión (apenas 50 composiciones) ni en la calidad, pero le cabe el honor de ser sin duda el precursor de formas literarias que luego otros perfeccionarán. En Rodrigo de Reinosa puede más la originalidad que el virtuosismo.

Él fue el primero que incorporó el sayagués (lenguaje de pastores, que toma su nombre de Sayago, pueblo de Zamora donde se hablaba de esa forma peculiar) como expresión literaria.

Dime, Juan, si yré a la corte,
no o ha.
Miafé, bien te está acá.

No te brinque corte real
ni te acosse tal mamoria,
esmaginas qu'es gran groria
y es huerte pena mortal.
No te escuchará tu mal
ydo allá;
miafé, bien te está acá.


Fue también pionero en reflejar el habla del hampa italiana o sevillana, recreando la jerga o lenguaje de germanía tan habitual en los bajos fondos (los ingleses lo llaman muy plásticamente 'criminal slang'), a veces complicado de entender.

No me seas reborborada,
no te stafe por el parlo,
¡Déuodo ala Consagrada!
que si entruyan la balada
de stafarte por el garlo.
E si me haces blasfemar
e del todo me alboroço
sino gibas qué roçar
e pines para piar,
e bocudos para el roço.


Y, sobre todo, fue el primero en plasmar para la literatura el lenguaje de los negros, esclavos venidos de África para ser llevados al Nuevo Mundo que crearon su propio grupo social en la Sevilla de la época.

A mí llamar Jorge, Mandinga es mi terra,
comer muyto farto taybo alcuzcuz
porque falar y su puta negra perra
y auer en tu terra pescado marfuz.
Yo te juro a Yos y a eta que cruz
que mi te fazer faltar la pimenta,
doña puta negra carauayenta.


Rodrigo de Reinosa no se propuso una intención estética en su producción, sino plasmar los tipos humanos, el habla de las gentes, llegar a un público popular que estaría escuchando en las plazas y mercados. Pero su influencia en la literatura posterior fue determinante. Ayudó a fijar los tipos del rufián, el matón, el 'valiente', la comadre, la alcahueta, etc., preparando camino al entremés. Aún hoy no está claro si la gran obra española de la época, La Celestina, debe más de un arquetipo a nuestro autor, o viceversa; las fechas de composición de Rodrigo de Reinosa no se pueden saber con exactitud, pero estaba activo en las dos últimas décadas del s. XV y bien pudo componer sus coplas con anterioridad a La Celestina, como opina, entre otros, el hispanista americano Stephen Gilman.



¡Pues allá Trotaconuentos
Sancha la hospitalera!,
después de puta, candelera,
que ya sale a todos vientos;
anda a traer casamientos
con falsa habla secreta
y es muy fina alcahueta
de hombres más de doszientos.

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