Tanta falsedad, tanta defensa contra nada, tanta maldad gratuita, tanta bondad tan mal encauzada…
Uno más de mis errores. Tantos defectos libres de virtudes, atados tan sólo al hábito feliz de su terquedad…
Y cada vez más seguro de que sólo somos carne, carne aterida que a la osamenta se rinde e idolatra, pues la sujeta firme en contra de la gravedad, carne demente que del alma reniega…
Deseo tanto ser bondad en estado puro que a veces lloro frente a la maldad, aun reconociendo su necesidad, su inexorable consecuencia y su fatal congruencia.
Y el Amor siempre rondando al otro lado del espejo: delirio que como la plegaria de una sirena varada te atrae y finge aliviar tu angustia.
!Hay tanto aún que descubrir sin descorrer la finitud de la Razón!
El Acto de Creación es una de las bobadas más cósmicas que existe después de la vida siempre en vilo que nos asiste y encrespa por igual.
Te está viniendo flujo durante todo el día al cerebelo y decides, en un momento no dado, transcribirlo u olvidarlo.
Una pendejada de tintes cómicos siniestros mucilaginosos perentorios que aliada con la violencia prestigiosa del Azar da como helicoidal fruto sublimes maravillas capaces de incordiar, amar o perpetuar. (¡Que frio!)
PD: Me, quienquiera que sea, alguien, viento trenzado en espiral, veda, lodo, rada, enigma desangrado, he tirado tres horas moviendo la sin hueso, charlando con un colega de proverbial capacidad para ver lo que está arriba boca abajo y lo de abajo boca arriba.No tiene aún nombre pero mañana se llamará Vidrio Cromado con el goteo de una arteria cansada de encauzarse a través de la ansiosa maraña de la vida.
1 comentario:
Me ha gustado leerte y los sentimientos que has despertado en mi, me han hecho recordar este poema de Ángel González:
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a tí,
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir,
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreir,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de eso si estoy seguro:pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Angel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tu misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas....
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones que existen.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.)
Angel González
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